Por genero y por cultura los dominicanos somos cerrados al dialogo, que ante todo se funda en el respeto mutuo a ideas y actitudes que se salgan de lo normal, llevamos dentro de nosotros y pocas veces lo recordamos, cinco siglos de experiencia de historia vital, que no pasaron porque sino que tuvieron sus antecedentes en otras latitudes pero que dejaron sus huellas y nos identifican como la comunidad que hoy somos con nuestros vicios y nuestras virtudes
Propicio es el tiempo que vivimos para invitar alguna vez a salir de lo común, escapar de lo vulgar de cada hora para reflexionar sobre las causas y efectos de nuestros males actuales, no los comunes he inevitables de cada existencia humana, sino lo predecible y siempre comprometidos que hoy nos colocan como nación ante serías interrogantes con mira hacia un mejor futuro.
Hemos crecido vegetativamente en número ciertamente y seguimos creciendo y nos encontramos a la puerta de un nuevo milenio, que no es solo tiempo y calendario, sino proyección nueva de la vida, reclamo, necesidad y urgencia de adaptarse a formas de vida para las cuales no estamos bien preparados. Para muchos, estar bien preparado para enfrentar el reto del futuro significa, como siempre lo inmediato, lo que se toca y se palpa con los sentidos. De hay la búsqueda casi exclusiva de soluciones y de corte utilitario y fines no siempre claros que crean dependencia y merman por lo mismo la libertad.
Lo que aparece a la vista del que va más lejo, sondeando el horizonte en profundidad, es el hambre y la necesidad de verdad en que tantos vegetan, más que viven. Son las victimas de dos sistemas contradictorios pero convergentes en sus fines que han monopolizado y enajenado muchas conciencias en el presente siglo.
Propicio es el tiempo que vivimos para invitar alguna vez a salir de lo común, escapar de lo vulgar de cada hora para reflexionar sobre las causas y efectos de nuestros males actuales, no los comunes he inevitables de cada existencia humana, sino lo predecible y siempre comprometidos que hoy nos colocan como nación ante serías interrogantes con mira hacia un mejor futuro.
Hemos crecido vegetativamente en número ciertamente y seguimos creciendo y nos encontramos a la puerta de un nuevo milenio, que no es solo tiempo y calendario, sino proyección nueva de la vida, reclamo, necesidad y urgencia de adaptarse a formas de vida para las cuales no estamos bien preparados. Para muchos, estar bien preparado para enfrentar el reto del futuro significa, como siempre lo inmediato, lo que se toca y se palpa con los sentidos. De hay la búsqueda casi exclusiva de soluciones y de corte utilitario y fines no siempre claros que crean dependencia y merman por lo mismo la libertad.
Lo que aparece a la vista del que va más lejo, sondeando el horizonte en profundidad, es el hambre y la necesidad de verdad en que tantos vegetan, más que viven. Son las victimas de dos sistemas contradictorios pero convergentes en sus fines que han monopolizado y enajenado muchas conciencias en el presente siglo.
0 comentarios:
Publicar un comentario